imagen con las palabras la corteza
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Imagen de Omar Baldé

Tidiane Sané

Ganaba entre 150 y 230 euros cada dos meses trabajando como pescador en Saint-Louis, en Senegal. Desde que el gobierno senegalés firmó los últimos acuerdos de pesca, con los que permite a los barcos europeos que faenaban en Mauritania bajar hasta las aguas senegalesas, así como la explotación de los bancos por parte de la flota china, toca a muy poco pescado para el gran número de pescadores que hay.

Tras ocho meses en Tenerife, dos de los cuales los ha vivido en el campamento de Las Raíces, Tidiane dice y entiende algunas palabras en español, pero su lengua materna es el wolof. Quiere ir a Barcelona porque tiene un amigo allí, que lo puede acoger y ayudar en el proceso de encontrar trabajo. Otros amigos suyos ya se fueron, pero a él todavía no lo dejan continuar su viaje.

Tidiane, ante todo, quiere ayudar a sus padres económicamente. Tiene 20 años y un entusiasmo inmenso como el mar en el que trabajaba y en el que se desplazó hasta aquí. El mar en el que estuvo nueve días, muchos de los cuales aguantó sin agua y sin comida. El mismo mar en el que ya no quedan peces para pescadores como él.

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Tidiane Sané

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Ganaba entre 150 y 230 euros cada dos meses trabajando como pescador en Saint-Louis, en Senegal. Desde que el gobierno senegalés firmó los últimos acuerdos de pesca, con los que permite a los barcos europeos que faenaban en Mauritania bajar hasta las aguas senegalesas, así como la explotación de los bancos por parte de la flota china, toca a muy poco pescado para el gran número de pescadores que hay.

Tras ocho meses en Tenerife, dos de los cuales los ha vivido en el campamento de Las Raíces, Tidiane dice y entiende algunas palabras en español, pero su lengua materna es el wolof. Quiere ir a Barcelona porque tiene un amigo allí, que lo puede acoger y ayudar en el proceso de encontrar trabajo. Otros amigos suyos ya se fueron, pero a él todavía no lo dejan continuar su viaje.

Tidiane, ante todo, quiere ayudar a sus padres económicamente. Tiene 20 años y un entusiasmo inmenso como el mar en el que trabajaba y en el que se desplazó hasta aquí. El mar en el que estuvo nueve días, muchos de los cuales aguantó sin agua y sin comida. El mismo mar en el que ya no quedan peces para pescadores como él.