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Imagen de Edmirson Lamine Seydi

Edmirson Lamine Seydi

Es pintor y procede de Guinea-Bissau, de Mansôa, en la región de Oio. Nació allí hace 36 años. Desde 1998 ha vivido en guerra civil y con sus consecuencias.

Edmirson no sólo deja su país por el conflicto armado, sino porque en su familia también hay problemas. Su padre es musulmán y su madre es cristiana, de Cabo Verde. Se divorciaron cuando Edmirson tenía 12 años y su hermana tenía dos.

En 2017 su madre murió. Fue el momento en que su padre reclamó a su hija para un matrimonio forzado, aunque esta tuviera 14 años. Entonces, Edmirson huyó con su hermana hasta casa de su tía en busca de una alternativa. Al año siguiente, Edmirson entró en Senegal, vivió en M’Bour, donde pudo trabajar y llegó a obtener documentación senegalesa. En febrero de 2020 consiguió el asilo político de la embajada portuguesa y contaba con cuatro meses para poder llegar a Europa. Sin embargo, ese plazo coincidió con las restricciones de viaje por la pandemia y perdió la solicitud. La forma de acercarse al país luso que encontró fue montarse en una patera que llegó a Canarias. A pesar de que Portugal le concediese asilo, lleva meses retenido en Tenerife. Busca sólo vivir en seguridad y compartirla con su hermana.   

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Edmirson Lamine Seydi

Imagen de Edmirson Lamine Seydi

Es pintor y procede de Guinea-Bissau, de Mansôa, en la región de Oio. Nació allí hace 36 años. Desde 1998 ha vivido en guerra civil y con sus consecuencias.

Edmirson no sólo deja su país por el conflicto armado, sino porque en su familia también hay problemas. Su padre es musulmán y su madre es cristiana, de Cabo Verde. Se divorciaron cuando Edmirson tenía 12 años y su hermana tenía dos.

En 2017 su madre murió. Fue el momento en que su padre reclamó a su hija para un matrimonio forzado, aunque esta tuviera 14 años. Entonces, Edmirson huyó con su hermana hasta casa de su tía en busca de una alternativa. Al año siguiente, Edmirson entró en Senegal, vivió en M’Bour, donde pudo trabajar y llegó a obtener documentación senegalesa. En febrero de 2020 consiguió el asilo político de la embajada portuguesa y contaba con cuatro meses para poder llegar a Europa. Sin embargo, ese plazo coincidió con las restricciones de viaje por la pandemia y perdió la solicitud. La forma de acercarse al país luso que encontró fue montarse en una patera que llegó a Canarias. A pesar de que Portugal le concediese asilo, lleva meses retenido en Tenerife. Busca sólo vivir en seguridad y compartirla con su hermana.