Imagen de Omar Ndiaye

Omar Ndiaye

Confeccionaba vestidos con su hermano en Saint-Louis, Senegal. Esos trajes tenían muchos colores: amarillos, verdes, anaranjados… Sin embargo, a sus 19 años, Omar no encontraba esos colores más allá de las telas: las dificultades económicas que atravesaba su familia ensombrecían el resto. Coser ropa no era suficiente, aunque hubiera dejado los estudios a sus 15 años para ello. Son seis hermanxs y sólo el mayor continúa su formación para convertirse en maestro.

Las deudas que afrontan son altas y por mucha ropa que vendan en el mercado, no alcanza. Antes de que naciera Omar, su madre y su padre no tenían casa y se vieron en la obligación de alquilar una para darle un techo a sus descendientes. El problema es que no siempre ganan lo suficiente con sus ventas, por lo que las deudas aumentan. Consciente de que no encuentran forma de saldarlas, habló con un amigo que puso el dinero para que él viajara en una patera. Una deuda más. Ojalá fuera la última.

El trayecto fue difícil, pero pensaba en sus padres para afrontar el miedo, la sed y el hambre que vivió. Omar proyecta reunirse con un amigo en Valencia, trabajar todo lo posible y enviar dinero a sus padres. Ayudarles es lo primero para él. Así, les devolverá los colores a sus vidas.

símbolo de escuchar audio de texto
imagen con las palabras la corteza
English    |    Français

Omar Ndiaye

Imagen de Omar Ndiaye

Confeccionaba vestidos con su hermano en Saint-Louis, Senegal. Esos trajes tenían muchos colores: amarillos, verdes, anaranjados… Sin embargo, a sus 19 años, Omar no encontraba esos colores más allá de las telas: las dificultades económicas que atravesaba su familia ensombrecían el resto. Coser ropa no era suficiente, aunque hubiera dejado los estudios a sus 15 años para ello. Son seis hermanxs y sólo el mayor continúa su formación para convertirse en maestro.

Las deudas que afrontan son altas y por mucha ropa que vendan en el mercado, no alcanza. Antes de que naciera Omar, su madre y su padre no tenían casa y se vieron en la obligación de alquilar una para darle un techo a sus descendientes. El problema es que no siempre ganan lo suficiente con sus ventas, por lo que las deudas aumentan. Consciente de que no encuentran forma de saldarlas, habló con un amigo que puso el dinero para que él viajara en una patera. Una deuda más. Ojalá fuera la última.

El trayecto fue difícil, pero pensaba en sus padres para afrontar el miedo, la sed y el hambre que vivió. Omar proyecta reunirse con un amigo en Valencia, trabajar todo lo posible y enviar dinero a sus padres. Ayudarles es lo primero para él. Así, les devolverá los colores a sus vidas.